El tiempo es un recurso y como tal, tiene una serie de características que tenemos que conocer para utilizarlo eficazmente. La primera es que el tiempo es un recurso escaso. Tiene fecha de caducidad y no se puede conservar. Cada minuto pasa y desaparece, no podemos reservarlo para utilizarlo cuando nosotros queramos. Puesto que no puedes conservar y guardar tu tiempo, lo único que puedes hacer es utilizarlo de forma diferente para dedicarlo a objetivos realmente importantes y abandonar las cuestiones que te aportan poco valor. Ten en cuenta siempre que cuando el tiempo pasa, se va para siempre,
El tiempo es imprescindible
La segunda característica del tiempo es que es imprescindible. Cualquier actividad requiere tiempo. Da igual lo que quieras conseguir, siempre necesitarás un determinado tiempo. Planifica bien el tiempo que vas a consumir y cómo lo vas a consumir. Ten en cuenta que lo que inviertes en planificación, te ahorrará posteriormente gran parte del tiempo que dedicas a tus actividades. A través de la planificación se ahorra tiempo.
El tiempo es irreemplazable
La tercera regla sobre el tiempo es que es irreemplazable. No podemos sustituir “este tiempo” por “el otro”. Por este motivo, es importante plantearse cómo y con quién estamos utilizando nuestro tiempo. Esto es especialmente importante en nuestras relaciones. Muchas veces utilizamos el tiempo y tenemos la sensación de que no estamos dedicando el suficiente a determinadas personas de nuestra familia, amigos o trabajo. Las personas que realizan una utilización efectiva de su tiempo lo distribuyen con disciplina entre las personas y entornos que consideran importantes.
Una vez le comenté a un colega de trabajo que “había empezado a fijarme espacios en la agenda para estar con mis hijos”. Aunque pueda parecer raro, es una forma útil de convertir en hábito una asignación eficaz de nuestro tiempo.
Cuanto más tiempo pasas con alguien, más profunda es la relación y mayor es el afecto por esa persona. Por el contrario, cuanto menos tiempo pasamos con las personas, más perdemos el contacto y menor es el vínculo hasta que, salvo que lo remediemos, desaparece totalmente. Las personas adaptan su entorno con facilidad.
El tiempo es fundamental para conseguir resultados
Una cuarta característica del tiempo es que es fundamental para obtener resultados. Cuando te plantees objetivos, cuando pongas en marcha proyectos o cuando realices cualquier actividad, por pequeña que sea, tendrás que asignar un tiempo. Tendremos que definir, para cada objetivo, cuánto tiempo nos llevará y en qué momento lo conseguiremos. Si no lo hacemos así, todo tiende a dilatarse indefinidamente y provoca, en ocasiones, que no consigamos el objetivo.
Para tu entrenamiento
Aquí hay tres ejercicios que puedes poner en marcha de forma inmediata para optimizar la utilización que haces de tu tiempo.
Primero, haz una lista de las grandes cuestiones a las que dedicas tu tiempo en un día normal y decide si este es el mejor reparto que puedes conseguir. Reflexiona sobre los cambios que puedes introducir para conseguir un mejor aprovechamiento del tiempo.
Segundo, Identifica las personas con las que quieres y no quieres mantener vínculos y define un plan de “tiempos de dedicación” a cada una de ellas. Invierte tiempo con las personas que quieras establecer vínculos sólidos. Marca en tu agenda, espacios reservados para cada una de estas personas.
Tercero, asegúrate de fijar plazos para cada objetivo y acción que te plantees conseguir, tanto a nivel personal como profesional. Es la única manera de ser el dueño de tus proyectos.
El tiempo es imprescindible
La segunda característica del tiempo es que es imprescindible. Cualquier actividad requiere tiempo. Da igual lo que quieras conseguir, siempre necesitarás un determinado tiempo. Planifica bien el tiempo que vas a consumir y cómo lo vas a consumir. Ten en cuenta que lo que inviertes en planificación, te ahorrará posteriormente gran parte del tiempo que dedicas a tus actividades. A través de la planificación se ahorra tiempo.
El tiempo es irreemplazable
La tercera regla sobre el tiempo es que es irreemplazable. No podemos sustituir “este tiempo” por “el otro”. Por este motivo, es importante plantearse cómo y con quién estamos utilizando nuestro tiempo. Esto es especialmente importante en nuestras relaciones. Muchas veces utilizamos el tiempo y tenemos la sensación de que no estamos dedicando el suficiente a determinadas personas de nuestra familia, amigos o trabajo. Las personas que realizan una utilización efectiva de su tiempo lo distribuyen con disciplina entre las personas y entornos que consideran importantes.
Una vez le comenté a un colega de trabajo que “había empezado a fijarme espacios en la agenda para estar con mis hijos”. Aunque pueda parecer raro, es una forma útil de convertir en hábito una asignación eficaz de nuestro tiempo.
Cuanto más tiempo pasas con alguien, más profunda es la relación y mayor es el afecto por esa persona. Por el contrario, cuanto menos tiempo pasamos con las personas, más perdemos el contacto y menor es el vínculo hasta que, salvo que lo remediemos, desaparece totalmente. Las personas adaptan su entorno con facilidad.
El tiempo es fundamental para conseguir resultados
Una cuarta característica del tiempo es que es fundamental para obtener resultados. Cuando te plantees objetivos, cuando pongas en marcha proyectos o cuando realices cualquier actividad, por pequeña que sea, tendrás que asignar un tiempo. Tendremos que definir, para cada objetivo, cuánto tiempo nos llevará y en qué momento lo conseguiremos. Si no lo hacemos así, todo tiende a dilatarse indefinidamente y provoca, en ocasiones, que no consigamos el objetivo.
Para tu entrenamiento
Aquí hay tres ejercicios que puedes poner en marcha de forma inmediata para optimizar la utilización que haces de tu tiempo.
Primero, haz una lista de las grandes cuestiones a las que dedicas tu tiempo en un día normal y decide si este es el mejor reparto que puedes conseguir. Reflexiona sobre los cambios que puedes introducir para conseguir un mejor aprovechamiento del tiempo.
Segundo, Identifica las personas con las que quieres y no quieres mantener vínculos y define un plan de “tiempos de dedicación” a cada una de ellas. Invierte tiempo con las personas que quieras establecer vínculos sólidos. Marca en tu agenda, espacios reservados para cada una de estas personas.
Tercero, asegúrate de fijar plazos para cada objetivo y acción que te plantees conseguir, tanto a nivel personal como profesional. Es la única manera de ser el dueño de tus proyectos.
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